“Una tiene que aceptar su edad, condición física y presupuesto”

Lunes, 05 de diciembre de 2016

M.G.M | Publicado en El Ideal Gallego

Asegura que es el regalo perfecto para estas navidades, fácil de consultar y editado para ser colocado entre los conjuntos top, de medio lado y dispuesto siempre a aclarar una duda en ese momento en que a una le entra la crisis de última hora. El modelo falla.

La diseñadora Begoña Peñamaría publica “Claves para vestir bien sin arruinarnos en el intento” (Hércules de Ediciones, 2016) con dos propósitos, que el fondo del armario esté siempre a vista de pájaro y que las mujeres no se dejen llevar por la tendencia y gestionen bien sus compras: “Se trata de democratizar la moda y que llegue a todos los públicos” para que no caigan en lo mismo y llenen las perchas con prendas sin fecha de caducidad. Para ello, Peñamaría cree que la clave está en esquivar al “todo vale”. Una tiene que “aceptar su edad, condición física y presupuesto”. A partir de ahí, recomienda reunir todo el patrimonio textil en bloques, donde la falda espere en la pole position cerca de la blusa que mejor le vaya y el collar que marque la diferencia: “Queremos trasladar las imágenes de las modelos a nosotras, pero no todas tenemos unas piernas kilométricas ni esas estaturas y esos tipos”.
Así que lo mejor es “disimular aquello que menos nos gusta”, utilizar los trucos a los que Peñamaría recurre y saltear con elementos que se puedan poner en distintos ambientes: “Un vestido negro corto con una bota por la rodilla, americana camel y unos collares informales hacen el conjunto perfecto para un día de trabajo, pero si le pones al vestido un zapato de corte salón, bolso de mano y chaquetita con algún brillo, puedes ir a una boda” y, al final, se trata de adaptar el estilo y a todos los escenarios. Es por eso que un pantalón puede tener larga vida, “solo tienes que buscar una nueva blusa, pero mejor que no sea de última moda”.

Aconseja, eso sí, picar algo de cada temporada porque siempre aviva el armario, pero en general el empotrado que guarda la personalidad en forma de tela pide sobriedad: “Hay gente que intenta vestirse de modelo sin serlo. Sin embargo, hay ropa que no queda bien por mucho que esté de moda”. Por ejemplo, está en contra del vestido lencero con bota militar y camiseta de algodón por debajo: “Es disfrazarlo”. La insinuación se disipa y es igual que poner sortijas en todos los dedos: “demasiada información de golpe”. Peñamaría defiende la premisa de que “menos es más”. Sus vestidos de novia son embajadores de esta filosofía y “si llevan un encaje en el vestido no le metas otro en un complemento porque no sabes para donde mirar”. La silueta e pierde en la inmensidad.

Peñamaría recomienda ir más allá. Traspasar el maniquí y adquirir toques de la casa en mercadillos, “donde puedes comprar algo exótico. En Portugal, los hay con collares étnicos que sacados de ese contexto te hacen levantar un traje”. Le dan alas en un día a día, donde la ropa ya no distingue clases. Lo dijo Coco Chanel: “Una mujer puede ser elegante con una camisa blanca y un pantalón negro”.

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