El manuscrito satírico más influyente del Medievo. Este códice, con signatura (b.IV.21), fue una de las muchas aportaciones dispersas que Felipe II reunió en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
Figura su entrada el 30 de abril de 1576. De su procedencia no se sabe absolutamente nada. Uno de los objetivos del libro estudio que acompaña esta obra es plantear una hipótesis que sitúa su datación alrededor de 1350, y su autoría por alguno de los monjes “espirituales” que se refugiaban en el Monasterio de San Juan de la Peña, ampliando aún más el halo misterioso que rodea a este monasterio, guardián durante siglos del Santo Grial.
El alto nivel interno que se evidencia en las estrofas de la Danza general – el más elevado de este género, en opinión de los especialistas -, adecua el lenguaje a la crítica ácida e irónica, con lo que se alcanza una gran fuerza de expresión y musicalidad.
El autor utiliza el arcano de la muerte como un canto que desea la renovación de toda la sociedad en la que vive.
Hans Holbein, “el Joven” (1497-1543), fue uno de los artistas más importantes del Renacimiento. Está considerado como uno de los mejores retratistas de todos los tiempos. Entre muchos otros, posaron para Holbein: Erasmo, Tomás Moro, y Enrique VIII.
Las xilografías que acompañan a la Danza general – fruto de la colaboración de Holbein con Lützelburger en Basilea, durante el periodo que abarca de 1522 a 1526 – no han sido superadas hasta la fecha.
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