Francisco Rodríguez Iglesias

Nací en un pequeño pueblo de Galicia en el seno de una familia muy modesta. Mi gran suerte fue tener dos padres maravillosos que se repartían muy bien el cuidado y la educación de sus dos hijos. Mis primeros recuerdos de mi padre los sitúo en la cocina, cuando después de cenar me enseñaba las letras y los números, y lo hacía tan bien que yo estaba deseando finalizar la cena para aprender cosas nuevas.

Cuando comencé en la escuela del pueblo, al ver lo que ya había aprendido y mis ganas de saber más, mis maestros creyeron que debía estudiar, y apareció en mi vida Doña Luz, profesora y directora de la Academia Muinelo, que me ofreció hacer el bachillerato sin percibir nada a cambio.

Más adelante, cumplido el servicio militar —donde trabajé en la librería del campamento—, mi intención fue la de estudiar Periodismo, pero empecé a trabajar en el mundo editorial, donde alcancé puestos de importante responsabilidad, por lo que más tarde decidí crear mi propia editorial.

Gracias a mi hija Laura, Hércules sigue produciéndome satisfacciones enormes: seguimos vivos en el mundo de la cultura.