Más allá de su vertiente religiosa y humana, los elementos artísticos y paisajísticos, así como el propio contacto con los pueblos y costumbres, han convertido esta vieja ruta en una vía cultural, en un camino de espiritualidad hasta el corazón de Galicia y, en consecuencia, en un gran valor turístico.
Cada ruta ofrece un universo distinto con solo cambiar el punto de origen: comenzar el Camino Francés en Roncesvalles poco tiene que ver con partir desde la catedral de Sevilla y dirigirse a Santiago por el que puede ser el segundo gran camino de peregrinación a Compostela: la Vía de la Plata; o con recorrer Portugal de Sur a Norte, bien por la costa, bien por el interior. Y qué decir de aquellos que cruzaban el País Vasco y Cantabria por un camino, el Norte, tan duro como hermoso; o de quienes utilizaban el Camino Primitivo para visitar al Salvador de la catedral de Oviedo.