Recordemos que ciertos historiadores, filólogos, novelistas, poetas y simples aficionados impulsaron en el primer tercio del siglo XX los propiamente llamados “estudios etnográficos”; unos plasmando la vida cotidiana gallega con afán sistematizador –los primeros etnógrafos– y otros recreándola dentro del ámbito literario –Castelao, Curros Enríquez y muchos otros-. Entre los primeros están Prudencio Rovira y Nicolás Tenorio.
En la obra de Rovira, la exaltación romántica no impide apreciar la dureza del trabajo que las mujeres realizan en la vida cotidiana: “Lo que más vale en Galicia es la mujer”. Será por lo que sea, pero lo cierto es que la mujer gallega, sobre todo en las clases rurales es el alma del hogar, el pensamiento director, la voluntad dominante. No le usurpa al hombre su papel de jefe de la casa, ni es despótica y entrometida. Antes al contrario, se muestra cariñosa y dócil, voluntariamente sometida al yugo del amor al trabajo (…). Sobre ellas pesa el trabajo más duro de la faena agrícola. (…)
Nicolás Tenorio, carente del ansia reformadora de Rovira, no deja por esto de detectar el peso que en la vida cotidiana llevan sobre sí las mujeres de la comarc ourensana de Viana do Bolo:
“Las mujeres de la aldea intervienen muy directamente en las faenas agrícolas con su trabajo personal. (…), unas veces guiando los bueyes o el arado; otras, extendiendo el estiércol sobre la tierra, sembrando patatas, regando los prados y las huertas, (…), las chicas de la aldea siegan el centeno unas veces, y otras alternando con los hombres\”.
A continuación Tenorio enumera el resto de las tareas en las que las mujeres están implicadas: la siega, las tareas del lino, etc.
El genial Castelao, en su obras Os dous de sempre y Os vellos non deben de namorarse, nos presenta gran variedad de modelos de mujeres. Estas obras transmiten diferentes imágenes sobre las mujeres en función de que pertenezcan a la categoría ”buenas” o “malas”; “hermosas” o “despreciables”.
Son algunos ejemplos que nos sirven para entender la presencia de las mujeres en la vida cotidiana gallega de este periodo, y en último término, para reconstruir parte de la Galicia tradicional.
(Extracto del capítulo 7 del tomo XXXVI del Proyecto Galicia, a cargo de Susana de la Gala González).