Reseña sobre “Las Hijas del César”

Martes, 16 de mayo de 2017

Blog Palabra de Gatsby

Reseña : Pablo Núñez, Las hijas del César

May 16, 2017

Título: Las hijas del César

Autor: Pablo Núñez

Editorial: Hércules de Ediciones

ISBN: 9788492715992

Nº de páginas: 339 págs.

Sinopsis: 

En el extremo del mundo, donde dos civilizaciones se dan la mano, el peligro y la pasión acechan a las hijas del hombre más poderoso de Roma.
Las hijas del dios de un Imperio se convierten en heroínas de leyenda, mujeres en un mundo de hombres que navegan entre dos civilizaciones mágicas. Heroínas que se enfrentan con pasión al misterio y la traición, a la guerra ancestral por la sucesión al trono celta, y al mismísimo César. Una aventura trepidante que las atrapa en el centro del huracán de su propia historia.
Livia, Loberia y Dunia, llegan a Lucus Augusti, la actual Lugo, para llevar a cabo una peligrosa misión. La muerte del aspirante al trono complicará su propósito, pero el Consejo de Sabios de Gallaecia recibirá una noticia que provocará un giro inesperado en los acontecimientos.

Tengo que confesar que no soy un lector habitual de novela histórica. Aunque no tengo ningún tipo de prejuicio sobre el género, reconozco que hay ciertas épocas que nunca han llamado mi atención. El imperio romano ha sido una de ellas, ya que siempre he pensado que Hollywood, y la cantidad ingente de publicaciones sobre esta etapa histórica, habían contado todas las historias posibles. Pese a todo esto, he leído Las hijas del César y puedo decir que me equivocaba.

Pablo Nuñez construye una novela muy bien documentada y con la presencia de un descriptivismo muy potente, que consigue recrear de forma visual algunos espacios que aparecen en la novela. Con ello, otorga a la novela de un valor documental que acaba generando un gran interés para los amantes de la arquitectura y el modus vivendi en Hispania. 

Las casas celtas se construían sobre una planta circular, sus muros se formaban por pequeñas piedras colocadas más bien al azar que por la pericia de algún obrero experimentado, y no existía abertura alguna salvo la propia puerta. El techo se tejía con una auténtica red de madera, paja y helechos entrelazados para impermeabilizar la superficie, evitando que la lluvia pudiese traspasarlo y deslizarse hasta el interior. En el centro de la estancia, un hogar rodeado de piedras para no perder calor, el fuego se mantenía avivando los rescoldos permanentemente durante el invierno. Y así sus habitantes soportaban gélidas temperaturas. Los celtas dormían y descansaban lo más cerca posible del fuego, para lo cual dividían pequeños recintos mediante simples cortinajes de pieles curtidas. (pág.19)

El protagonismo de la novela se lo lleva la ciudad de Lugo, presentada desde sus orígenes como ciudad romana que, gracias a sus modificaciones y posición estratégica, se convierte en uno de los pilares de Hispania. Su situación geográfica e instalaciones favorecen la existencia de un fuerte mercado y garantizarán durante siglos la protección y seguridad de los ciudadanos. El protagonismo que tiene la muralla en la novela también es relevante pues separa dos mundos que los personajes conocerán a lo largo de sus páginas.

Lucus Augusti se asienta en el este de Gallaecia y está comunicado mediante calzadas con Bracara y Asturica. También existe calzada desde Iria Flavia y Brigantium, con lo cual tendríamos bastante cerca la posibilidad de enviar o recoger lo que queramos por vía marítima. Lucus era antiguamente un campamento legionario, pero en la actualidad se trata ya de una ciudad con todos los servicios y nada que envidiar a cualquier otra de Hispania. Terminada su muralla, es un enclave ideal para la protección de nuestras mercancías. (pág. 35)

Las muchachas y todo su séquito tenían a un palmo de su nariz una obra grandiosa. De nuevo la arquitectura romana regalaría su filosofía al mundo, para que el paso de los siglos fuese un mudo pero fiel testigo de la eficacia de la construcción del Imperio. (pág. 53)

Respecto a los personajes he de señalar que esta novela tiene una gran diversidad pero es posible recordar muchos de ellos por su gran caracterización, por aparecer vinculados a una serie de espacios o ejercer su poder sobre otros. Personalmente me gustaría señalar a las hijas del César, especialmente a Livia porque es un personaje femenino que ha conseguido mantener mi interés en todo momento. Es una joven preocupada por los intereses del imperio, que valora el trabajo de su padre y que actúa con madurez y valor. Sin embargo, está exenta de la deshumanización que siempre se le achaca a los guerreros romanos gracias a su gran sensibilidad, solo hay que ver su tándem con Taurus, y su compromiso con los ciudadanos. Sin duda, trasgrede muchas funciones del género femenino en el núcleo conceptual de la familia romana.

Livia pasaba casi desapercibida entre los soldados. Su atuendo era el mismo, incluso lucía la capa negra que distinguía a la Guardia Prima. Pero por muy hija del César que fuese, una mujer de tan extraordinaria belleza siempre despertaba alguna que otra mirada lasciva por parte de sus acompañantes. (pág. 10)

En resumen, Las hijas del César es una historia extensa pero nada tediosa, donde la ficcionalización no ignora los hechos históricos sino que se produce una síntesis de los elementos menos útiles de ambos para crear un producto compacto. Una novela que me ha permitido disculparme de mi visión anterior de este género.

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