Miércoles, 17 de octubre de 2018
H.J.P. | Publicado en La Voz de Galicia
Los diarios personales, la torre de Hércules, su amigo Carlos Casares… Tras un largo tiempo viajando por los recovecos de la memoria, el escritor y periodista Ramón Loureiro (Sillobre, 1965) regresa a la ficción con Al Rey de los Ángeles. Han pasado cinco años desde que apareció El lejano reino de la Vía Láctea (2013), relato que cerraba su Trilogía del Norte, y, según las previsiones del sello Hércules Ediciones, la nueva novela llegará a las librerías en el próximo mes. Se trata de una narración estructurada en más de ciento cincuenta breves capítulos y en la que el autor -que dirige su mirada al viaje de los Magos de Oriente- entrevera fragmentos de un dietario de ficción. El texto, explica Loureiro, tiene una clara naturaleza y hondura poéticas: «Me gusta que las novelas sean, también, poesía. Porque la poesía es, como dice Gamoneda, una forma superior de la verdad».
En cuanto al asunto del relato, el narrador confiesa que «siempre había querido acompañar en su viaje a los Reyes Magos», y ahora, por fin, pudo hacerlo. «Hay libros -incide- que uno solo puede escribir cuando ellos creen que ha llegado el momento de que sean escritos. El verdadero viaje de los Reyes Magos siempre ha sido una obsesión para mí, y la Epifanía me ha fascinado a lo largo de toda mi vida, pero durante mucho tiempo fue un proyecto superior a mis fuerzas, me superaba». De hecho, añade, los años que le ha dedicado lo han dejado agotado, pero cree que ha merecido la pena. «Confío en que don Melchor, don Gaspar y don Baltasar, grandes amigos míos, no se sientan decepcionados tras haberme permitido acompañarlos en el más maravilloso de todos los viajes: el que se hace con la mirada puesta en la estrella que señala el camino hacia el encuentro con el Rey de los Ángeles», evoca.
«Con la realidad no basta»
Como decía también Cunqueiro, recuerda Loureiro, «con la realidad no basta, y esa es la verdadera razón por la que se sueña». Además, agrega: «Yo soy creyente, claro. Soy cristiano. Pero al mismo tiempo también soy un gran creedor, en el sentido que Cunqueiro le daba al término: aunque uno a menudo no pueda ver más que lo que le muestran sus ojos, sabe que lo rodea un reino invisible, sabe que habitamos un inmenso misterio…», admite el escritor fenés.
El novelista que creó el territorio ficticio de Tierra de Escandoi ha depositado muchas esperanzas en un libro -«muy ambicioso»- en el que reaparece el manuscrito del Quijote y en el que, a través de la ironía de las máscaras de la ficción, se invita a reflexionar sobre la deshumanización que caracteriza los tiempos actuales.